domingo, 30 de septiembre de 2012

lunes, 24 de septiembre de 2012

25 DE SEPTIEMBRE: SALIDA DOMINGO 30

Puerto de Navacerrada-Cerro Minguete- Calzada Borbónica-Casa Cirilo

PLANO DE LA ZONA



El próximo domingo 30 haremos una salida de dos niveles, un nivel medio para los que quieran un poquito de marcha y un nivel bajo para los que quieran algo mas relajado. Saldremos todos del Puerto de Navacerrada 1.858 m., los del nivel medio irán delante y mas rápidos, ya que al llegar al Puerto de Rascafria 1.782 m., subirán al Minguete 2.026 m., en 1 km., y volverán a bajar al puerto para seguir la Calzada Borbónica y juntarse en Casa Cirilo 1.350 m., con el otro grupo que bajara directamente desde Rascafria a Casa Cirilo, donde estará el Autobús para regresar a Majadahonda.

Domingo 30 de Septiembre: Lugar: Valle de Fuenfria. Ruta: Calzada Borbonica. Lugar de encuentro a las 8:45, para salir a las 9:00, en Avda. Guadarrama, c/v Avda. Reyes Católicos, en Autocar. Tipo de ruta: Lineal. Dificultad: Media y Baja. Longitud 12 y 10 Km. Duración 3:30 horas. Desnivel: subida 250 m. bajadas 700 m. y 500 m. Llegada a Majadahonda sobre las 14:30.

DATOS DE INTERES DE LA SALIDA

EXCURSIONES | Al aire libre, por Alfredo Merino

Calzada romana de La Fuenfría


Datos básicos
Situación. Valle de La Fuenfría, Cercedilla.
Cómo llegar. Desde Madrid, por la A-6 hasta Guadarrama. Continuar por la M-622 hasta Cercedilla. Entrar a la población por el túnel bajo el ferrocaril, en las cercanías de la estación.
Distancia. 60 kilómetros desde Madrid.
Accesos. En Cercedilla y cien metros enfrente de la estación se inicia la carretera de las Dehesas. Seguirla hasta el kilómetro 2 donde está el Centro Valle de La Fuenfría, donde comienza la marcha.
Recorrido. Ruta lineal con salida y llegada en el mismo punto.
Información. Centro de Educación Valle de La Fuenfría. Tel: 918 522 213 y www.pueblos-net.com/cercedilla.
La calzada romana de la Fuenfría es uno de los más singulares entre todos ellos, pues a su indudable valor histórico e incluso arqueológico, se suman los naturales de los enclaves por los que se extiende: el valle de la Fuenfría, en la Sierra de Guadarrama, primer espacio natural madrileño destinado a convertirse algún día en parque nacional.
La Vía XXIV de Antonino, su nombre oficial, es una de las calzadas romanas más importantes de cuantas se conservan en la península Ibérica. Catalogada en 1981 Bien de Interés Cultural por el Gobierno madrileño, su recorrido es un agradable paseo. Nada difícil, tiene una longitud de once kilómetros, siempre por terreno tendido y señalizado.
Las actuales condiciones climatológicas, que han traído a la sierra madrileña temperaturas de muchos grados bajo cero, ayudan a la elección de esta marcha al discurrir por el fondo del protegido valle de La Fuenfría y abrigado por sus espesos pinares.
El Centro de Educación Ambiental Valle de la Fuenfría, donde ofrecen información de ésta y otras excursiones por la zona, es el mejor lugar para comenzar la marcha. Unos metros más arriba del mismo, surge un camino a la izquierda que rumbo Norte, discurre más o menos paralelo a la carretera.
En una zona donde el pinar se aclara aparece el primer tramo de la calzada. Perfectamente rehabilitado no alcanza los cien metros, pero da una idea precisa de como eran aquellas vías trazadas hace dos mil años para comunicar de un extremo a otro todo el Imperio Romano. Ésta que nos ocupa se construyó en el siglo I de nuestra era con el fin de unir Segovia con las poblaciones importantes del sur de la sierra, como Titulcia.
Trazado recuperado en 2009
Los ingenieros romanos eligieron para cruzar el Guadarrama el puerto más bajo y protegido: La Fuenfría. Tras su paso, el camino siguió utilizándose como ruta habitual para atravesar esta parte de la montaña hasta la construcción de la carretera del puerto de Navacerrada diecinueve siglos más tarde.
En tiempos recientes se procedió a su redescubrimiento y parcial rehabilitación. Aunque sólo ha sido tras los últimos trabajos concluidos en 2009, cuando se ha podido conocer con la mayor precisión cuál era exactamente el trazado original romano. Así se ha determinado que algunas partes hasta entonces consideradas le pertenecían en realidad forman parte de caminos, que la invadieron y enmascararon.
Lo hizo sobre todos los demás la llamada calzada borbónica, construida en el siglo XVIII en este mismo valle para comunicar Madrid con el Real Sitio de La Granja, lugar donde la monarquía española pasaba los veranos. La recuperación de su trazado original ha sido señalizada con abundante cartelería explicativa así como con grandes balizas metálicas que señalan su rumbo.
Esta invasión hizo que se perdiera la vía romana que en muchas partes prácticamente ha desaparecido, bien por haber sido retirado su material, bien por la erosión y la acción del manto vegetal. Por eso en esta descripción, algunos de sus tramos han sido cambiados por otros paralelos más sencillos de recorrer.
Unos trescientos metros antes de alcanzar el aparcamiento de Casa Cirilo y en suave cuesta arriba, el camino empalma con la carretera. Por ella sigue hasta su final, en el paraje de Majavilán, donde una doble barrera cierra el paso de los vehículos. Detrás del segundo empieza el tramo donde mejor se observa como era el enlosado primitivo. Por el mismo se alcanza el Puente del Descalzo, continuando más arriba hasta alcanzar una portillera.
A partir de este punto, la calzada gira a la derecha, Este, aunque lo habitual es continuar el siguiente trecho de frente por la calzada borbónica, más directo y simple de seguir. Muestra este tramo las arrugas y cicatrices del tiempo. Levantada y horadada por las raíces de los grandes pinos silvestres, la superficie de este tramo resulta bastante torturada, debiendo caminar con cuidado.
Se desarrolla la calzada por mitad de la ladera, teniendo a mano izquierda el barranco del arroyo de la Fuenfría, que nace en el puerto del mismo nombre, destino final de la marcha de hoy.
No se tarda demasiado en alcanzar la amplia pradera de Los Corralillos a cuya entrada, a mano derecha y junto a la calzada, se localiza un sencillo monumento en memoria de los hermanos Ceballos, importantes botánicos de la historia de la Sierra de Guadarrama. De inmediato se pasa ante un enorme cartelón de madera en la que aparecen talladas las principales rutas del valle.
En este punto vuelven a coincidir la calzada borbónica, cuyo último tramo hemos seguido, con la romana, que viene del vallejo de la Navazuela situado a mano derecha. Unos metros más adelante atravesar una pista importante que marcha dirección Oeste-Este. Es la llamada carretera de La República, proyecto al que afortunadamente la Guerra Civil y su final impidió ser concluida y que pretendía asfaltar dicha ruta para alcanzar Segovia por el puerto de La Fuenfría.
Camino de Santiago madrileño
El siguiente tramo lo señalan visibles flechas amarillas del Camino de Santiago madrileño que siguen este rumbo para cruzar el Guadarrama. Es una parte de suelo descarnado, estando invadida toda la plataforma por abundante vegetación que ha destrozado el piso.
Algo más adelante se alcanza el puente de Enmedio. Sigue el camino en suave ascensión, ahora con dirección Este hasta una cerrada curva a mano izquierda. En este punto carteles e indicaciones señalan el trazado de la calzada romana que se separa del camino principal, realizado en tiempo de los Borbones y que hasta la última recuperación arqueológica se pensaba que era la calzada romana.
Algo por debajo, en una de las características comunes a todos los caminos romanos, que evitaban superar pendientes con inclinaciones superiores al 8 por ciento. Esta característica ha sido decisiva para encontrar el verdadero trazado de la Vía XXIV que, ahora se sabe, da más vueltas que la calzada borbónica.
Los oxidados postes metálicos y los didácticos paneles esparcidos a lo largo de la ruta indican y documentan a los excursionistas que algo más arriba vuelven a cruzarse con la calzada borbónica que sigue de frente hacia el cercano puerto de Fuenfría.
En este punto y para evitar pérdidas se han instalado sendas placas metálicas clavadas en el suelo señalando el rumbo de la calzada romana. Sigue ésta dirección Sudeste hasta situarse por encima de la borbónica. Allí da un nuevo giro y ya sin más rodeos alcanza el puerto de La Fuenfría llevando la calzada borbónica a mano derecha. Para simplificar las cosas, el regreso puede realizarse por la calzada borbónica que, esa sí, tiene perfectamente definido su tránsito entre los pinares de La Fuenfría.
FICHA TECTNICA

Tiempo: Entre tres y cuatro, el recorrido ida y vuelta.
Longitud: 11 kilómetros ida y vuelta.
Desnivel: 560 metros. (Centro de Educación Ambiental, 1.230 metros puerto de La Fuenfría, 1.790 metros).
Dificultad: Fácil, aunque debe prestarse especial atención a las condiciones meteorológicas.
Material: Botas de montaña, bastones y ropa de abrigo.
Recomendaciones: Evitar con lluvia y tiempo inestable. Cuidado con la presencia ocasional de placas de hielo


Descripción de la ruta Borbónica tomada del Camino de Santiago a Madrid o Camino de Madrid a Santiago
La ruta comienza en el Centro de Educación Ambiental Valle de la Fuenfría, cuya visita recomendamos. Desde aquí seguiremos las flechas amarillas en dirección norte, ascendiendo hasta el Puente del Descalzo, primer punto de unión de ambas calzadas, borbónica y romana. Los pinos silvestres (Pinus sylvestris) han colonizado el puente enraizando entre sus rocas. Destaca un bello ejemplar de Tejo (Taxus baccata), árbol protegido en la Comunidad de Madrid, y un gran espino albar o majuelo (Crataegus monogyna).
Continuamos el ascenso en fuerte pendiente por el empedrado borbónico, superando la barrera de ganado que encontramos a nuestro paso. Tenemos por delante casi 3 kilómetros de subida prácticamente continua, hasta llegar a la Pradera de los Corralillos, donde en el Descanso de los Ceballos se cruzan las dos calzadas con la Carretera de la República. Allí encontramos un gran mapa de la zona grabado en madera y, a mano izquierda, el acceso al Refugio de La Fuenfría.
Seguimos las indicaciones de las flechas amarillas por la calzada, cruzando la pista que utilizaremos para el regreso. El camino se convierte en un estrecho sendero con especies como el rosal silvestre o escaramujo (Rosa canina), retamas y escobas. Los pinos, predominantes al inicio, se distribuyen cada vez más dispersos surgiendo claros que permiten ver el Arroyo de la Fuenfría. Sobre sus troncos, en su intento por encontrar larvas de insectos, dejan sus huellas el pico picapinos (Dendrocopos major h.) y el pito real (Picus viridis) y crecen hongos yesqueros (Fomitopsis pinicola ó Fomes fomentarius), que se alimentan de la materia en descomposición contribuyendo a la regeneración del bosque.
Al llegar al Puente de Enmedio, recientemente restaurado, el Camino gira a la derecha poco antes de cruzarse nuevamente con la Calzada Romana. Se recomienda la lectura de los paneles informativos de forma previa a continuar el ascenso por el empedrado borbónico. Este último tramo mantiene una gran pendiente hasta el puerto, cruzándose una vez más con la Vía XXIV del Itinerario de Antonio y poco antes de llegar al final de nuestro recorrido, la cota más alta de la ruta (1794 m). Allí se sitúan tres monolitos, uno en recuerdo de José Antonio Cimadevila (fundador de la "Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid"), otro en memoria de Antonio Blázquez (arqueólogo al que se debe la correcta datación de la Calzada Romana) y el último que nos recuerda la distancia existente hasta Santiago de Compostela, 599 km.
Comenzamos el retorno por la Carretera de la República rumbo sur. Al llegar al Mirador de la Reina, disfrutaremos de norte a sur de unas privilegiadas vistas del valle, con los picos de Cerro Minguete (2025 m), Peña Bercial (2002 m), Collado Marichiva (1750 m), Peña Águila (2011 m) y la Peñota (1945 m). No debemos pasar por alto la roca sobre la que se horadó la pista y que da cobijo a la clavelina de roca (Dianthus lusitanus), una especie característica de suelos ácidos. El Camino gira y nos muestra una espectacular panorámica de la cadena montañosa de Siete Picos, en particular del sexto y séptimo picos, el único que tiene nombre, Majalasna 1933 m.
Llegamos hasta unas escaleras que conducen a una fuente de agua no tratada y enlaza con el Camino Schmid (primer camino marcado en la sierra por el socio nº 13 de la Real Sociedad Española de Alpinismo de Peñalara, Eduardo Schmid, en 1926). Continuamos bajando por la pista y, con un poco de suerte, quizás tengamos oportunidad de contemplar algún ejemplar de buitre leonado (Gyps fulvus) planeando sobre nuestras cabezas. Tras superar un pequeño puente, a nuestra derecha veremos un hermoso ejemplar de Acebo (Ilex aquifolium), englobado dentro de la categoría de "Especie sensible a la alteración de su hábitat" y cuyos ejemplares femeninos (especie dioica) se caracterizan por mostrar unos llamativos frutos rojos o drupas en la etapa otoñal. Unos metros después, veremos también un Tejo (Taxus baccata), conocido popularmente como "árbol de la muerte" por producir una sustancia tóxica, el Taxol, que ha permitido desarrollar fármacos anticancerígenos.
El muro de contención que se construyó para evitar el deterioro de la pista por efecto de la humedad ha sido colonizado plantas de pequeño porte, entre las que destacan el brezo (Erica arborea), caracterizado por sus hojas duras y pinchudas y el enebro rastrero (Juniperus communis subsp nana), suave al tacto. Conforme descendemos, las matas de roble melojo (Quercus pyrenaica) cada vez son más abundantes en los márgenes del sendero. Llamará nuestra atención una gran roca que aparece en perfecto equilibrio a nuestra derecha, utilizada por los amantes de la escalada para la práctica de este deporte. Si realizamos la ruta en otoño, los ejemplares de álamo temblón (Populus tremula), mostrarán sus vistosas copas amarillas. Esta especie, que está siendo objeto de repoblaciones, sirve como ejemplo de la gran biodiversidad de la zona .
Seguimos descendiendo, dejando el trazado del GR-10 con sus marcas blancas y rojas a nuestra izquierda, hasta la Pradera de Navarrulaque, donde se encuentran el Monumento a los Primeros Caminantes, una preciosa encina en honor de Giner de los Ríos y el curioso Reloj de Cela. A continuación, llegamos a la zona de los miradores; con uno dedicado a Vicente Alexandre y otro a Luis Rosales, encontrando entre ambos rocas con versos cincelados. Disfrutaremos de una estupenda panorámica con la Sierra de Siete Picos y el Puerto de Navacerrada al norte y, al Sur, una sucesión de pueblos serranos como Cercedilla, Los Molinos o Guadarrama.
A partir de aquí la pista gira en dirección norte y aumenta la pendiente, siendo frecuente ver cruzar el camino arrendajos (Garrulus glandarius) y, cerca de los merenderos, grajos o cornejas (Corvus corone). El roble aparece mezclado con el predominante pinar de reforestación, las rocas se cubren de musgo (Bryophyta sp.) y surgen algunos corros de acebos, una especie que da nombre al siguiente arroyo que nos encontramos y que fue mucho más abundante en el pasado.
Continuamos la ruta, que se hace más amena identificando distintos árboles y setas al lado del camino. Así, podemos ver algunos fresnos (Franixus angustifolia), serbales del cazador (Sorbus aucuparia), helechos (Pterophyta sp.) o retamas, hasta llegar al Arroyo de la Navazuela, donde se indica el sendero hacia la Ducha de los Alemanes, una pequeña cascada en umbría, rodeada de tejos, brezos y enebros rastreros.
Casi sin darnos cuenta llegaremos de nuevo a la Pradera de los Corralillos, dejando a nuestra izquierda la Calzada Borbónica. Tras vadear el Arroyo del Atajo de los Pícaros y el Arroyo de Marichiva, la pista aparece ya asfaltada y con mayor pendiente. Tras cruzar un paso canadiense y superar la valla que corta el acceso a los vehículos a motor, tomaremos el sendero que surge a mano izquierda, enlazando con la carretera por la que iniciamos el ascenso para terminar la ruta en el mismo aparcamiento de Majavilán o bien un kilómetro más abajo, en el Centro de Educación Ambiental Valle de la Fuenfría.